jueves, 7 de noviembre de 2013

El microclima de Benidorm.

La Península Ibérica, al ser un lugar lleno de sistemas montañosos, es abundante en microclimas

Benidorm es un buen ejemplo de ello.


Playa de Poniente en Benidorm en el mes de octubre.  

Hace 35 años, cuando de chaval llegué a estas tierras bañadas en sol desde la fría y próspera Alemania, mi padre nos explicó con mucho entusiasmo (estábamos sedientos de energía solar) que una de las bondades naturales y prácticamente inalterables de Benidorm era su microclima, resultado de una configuración casi única de barreras naturales hacia el Norte, Este y Oeste y una orientación ideal de sus playas hacia el Sur. Todo el mundo sabe que en el hemisferio Norte el mal Tiempo nunca viene del Sur, de modo que es cierto que Benidorm goza de una orientación y ubicación inmejorables, si lo que queremos es tener muchas horas de sol al año, sin mencionar que estamos a 38º N, lo que por sí mismo ya es un factor que favorece el clima templado. 

En un radio de unos 25 km la ciudad de Benidorm está protegida por varias sierras mayores y otras menores que podemos ver en la imagen adjunta.  Haz click en la imagen para ampliarla y ver los detalles. 



Por el Norte tanto el Puig Campana con 1400 metros y el macizo de la sierra de Aitana, detrás, con casi 1800 metros, impiden que entre aire frío en invierno y son una barrera infranqueable para las nubes bajas y medias. 


Puig Campana y Ponotx al Norte de Benidorm.

Por el Noreste encontramos a unos 15 km Sierra Bernia, una pared formidable que retiene la nubosidad de muchos frentes mediterráneos, haciendo que lo peor de las lluvias de otoño y primavera se quede en Calpe y Altea.  


Sierra Bernia y Altea hacia el Este.

Dos Sierra menores, Sierra Cortina y Sierra Gelada, a escasos kilómetros de la ciudad, retienen nubosidad local en el mar por un lado y en Finestrat por otro. 

Y por el Oeste las nubes tienen que pasar por encima de toda la Península Ibérica, antes de llegar al Levante español, habiendo entre Alicante y Villajoyosa suficientes elevaciones montañosas de casi 600 metros para que los restos de nubosidad que aún puedan traer agua, se descarguen allí mismo, antes de llegar a Benidorm. Realmente, como está ocurriendo este año, en Benidorm podemos ver como llueve en el resto del país y aquí nos tocan cuatro gotas o nada. Sin duda el turista lo agradece, aunque los residentes locales algunas veces haríamos una ofrenda para que por fin caiga la lluvia. 

El lado más vulnerable para las precipitaciones es el Sureste, cuando vienen los frentes mediterráneos de otoño. Pero esto ocurre dos veces al año.  Con tan pocas precipitaciones, Benidorm no es un desierto, como Almería, gracias a las lluvias en las sierras circundantes que producen multitud de pequeños manantiales que se derraman por el valle de la comarca. En Callosa D'En Sarrià existen incluso unas formidables cataratas que constituyen toda una atracción turística, El Algar. No tenemos tanta agua como en Sierra Nevada, pero no nos podemos quejar. 

De modo que los primeros pobladores de Benidorm ya debieron darse cuenta que éste era un rincón especialmente bendecido por la Naturaleza, abundando el agua únicamente de manantiales que recorren la Marina Baixa desde la sierras colindantes, especialmente de Aitana y del Puig Campana. 

Así se explica, con tan buen clima y hermosas playas con aguas tranquilas orientadas al Sur, que Benidorm sea la capital del turismo en todo el Levante español. Puede venir cualquiera a comprobarlo. Eso sí, que se traiga el bañador. 


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